La decisión de adoptar un sistema de calidad en la empresa es seguramente fundamental además de una elección estratégica.

Es una elección estratégica cuando viene utilizada y finalizada a la continua mejoría de las prestaciones, o sea, de la competitividad empresarial.

Es una elección estratégica cuando se vuelve un instrumento de control utilizado por el top management para decidir el futuro y las actividades relacionadas con el análisis de datos.

Es una elección estratégica, y también obligatoria, en el momento en el que se hace necesario tener que demostrar la propia capacidad de producción, con continuidad, de productos y servicios seguros y capaces de satisfacer las exigencias de los usuarios.

No es una elección estratégica, por el contrario, cuando se vive como si fuera una decisión del tipo “creemos algún documento para obtener el “Distintivo”, pero luego vivamos la organización con las reglas y las decisiones extemporáneas dictadas por el momento”. Es decir, no es estratégica cuando resulta que es un daño necesario, forzado por alguna situación legal o contractual.

Las normas técnicas* que soportan tal “elección estratégica” pueden representar una guía, pero no abarcan necesariamente todos los argumentos, en términos de real aplicabilidad y elecciones operativas, capaces de determinar aquellos grados específicos de eficiencia y eficacia para cada realidad empresarial. O sea, aquellas que pueden direccionar pero no definir exactamente el cuadro operativo necesario para competir de la mejor manera en los mercados de referencia.

Las modificaciones que sufren los estándares ISO a intervalos más o menos periódicos, son una consecuencia de los cambiamentos tecnológicos, legales o del contexto competitivo, pero casi siempre contienen también revisiones que están focalizadas a la mejoría de las modalidades descriptivas con la finalidad de que éstas sean siempre más fáciles de entender.

El futuro de las normas, aunque estratégico, cuando se tenga que mirar hacia el pasado para poderlo interpretar, no podrá más que reservar modificaciones de sustancia y de forma pues una vez más serán focalizadas a la consideración de los cambiamentos tecnológicos, legales y de contexto competitivo.

Allá donde las nuevas teorías de la gerencia relacionadas con prácticas de organización y administración innovadoras tuvieran que desarrollarse y volverse de uso común, podrían ser consideradas y englobadas en la próximas revisiones.

También las consecuencias relacionadas con la actual revolución de la “supuesta” Industria 4.0, no podrán ser ignoradas. La capacidad de los robots interrelacionados, la actividad productiva dominada por las impresoras 3D, el uso de la realidad aumentada para sostener los procesos productivos, la integración de la información a través de la cadena de valor desde el proveedor hasta el consumidor, la gestión de elevadas cantidades de datos de sistemas abiertos y los aspectos relacionados con la seguridad, así como el análisis de los Big Data que optimizan los procesos productivos, son aspectos que de alguna manera terminarán encontrando espacio y atención en las revisiones futuras de las normas de los sistemas de calidad.

 

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Paride Bruni
Quality Manager